martes, 28 de abril de 2009

Momentos difíciles....

Hace tiempo que vi la película Forrest Gump, supongo que es por el sentimiento que me invade el que venga a mi mente una frase de la película: " la vida es como una caja de chocolates..."

La verdad no sabía que hacer, por momentos triste;  un sentimiento parecido como un nudo en la garganta y después un vacío.  Llegan a mi mente recuerdos agradables de aquel con el que compartí momentos de alegría. Y como la verdad, no quería irme a dormir, decidí escribir esta nota; para todos aquellos que en algún momento puedan atravesar una situación difícil. Desde pequeños mi primo Beto fue de aquellos primos con los que te sientes más a gusto. Divertido y extremo; si alguien se animaba a hacer algo primero era aquel.  Molestón de primas a primeras, en las reuniones marcaba su toque peculiar y característico. 

Tristemente  hoy aquel se convirtió en una víctima más de la inseguridad que vive nuestro país. Lamentable que por la ambición y por la falta de ganas de trabajar honradamente se enluten los hogares de los guatemaltecos y en este caso el de mi familia.

Ciertamente el presidente y todo su gabinete de gobierno no podrán hacerlo solos; pero lo que si confío es que con la ayuda de Dios la situación de Guatemala puede cambiar.  Por las mañanas sintonizo un programa que lentamente ha ido cambiando mi forma de pensar, el programa vaya con Dios por la 98.1 FM (http://www.programavayacondios.com/)  todas las mañanas hacen algo importante, orar por Guatemala clamando que de sabiduría a los altos mandos para gobernar y por el cese a la violencia, entre otras cosas. 

Pido a Dios que perdone a las personas que mataron a mi primo,  y que a mis tíos y primos y todos aquellos que han sufrido alguna pérdida, puedan sentir la fortaleza que solamente puede venir de lo alto.

Mi sentido pésame a todos aquellos que han perdido algún familiar o amigo; víctimas de la violencia.

miércoles, 8 de abril de 2009

Maravillas de Guatemala. Volcán de Guatemala (II)

Como lo prometido es deuda (jajaja!), -es broma- a continuación el 2do relato de la serie Maravillas de Guatemala.
La experiencia me trasladó, esta vez, al departamento de Chimaltenango. Curiosamente se trata de otro volcán Acatenango. Partimos de la ciudad de Guatemala a las 7:30 a.m., tomamos una camioneta rumbo a Chimaltenango. Bajamos del bus, justamente en la terminal de buses de aquel lugar con el objetivo de tomar una camioneta que nos conduciría a la montaña La Soledad, esta se encuentra en las faldas del volcán.
Iniciamos el ascenso a las 11:30 a.m., eramos más de 12 y todos llevábamos lo necesario para acampar en aquel lugar. Algo particular, fue que al mismo tiempo en que realizamos el ascenso un grupo de niños (aproximadamente 60) también emprendía aquella travesía. Decidimos que lo mejor era dejarlos pasar, por la cantidad de polvo que se estaba generando (además ya no teníamos fuerzas jajajajaja!) Son casi una hora y media de camino arenoso, da la impresión que una persona avanza un paso y retrocede dos. Luego de eso el camino es, en su mayoría, de tierra maciza. Llegamos a la primera cumbre a las 6:30 p.m., fueron aproximadamente 7 horas de camino. Importante resaltar que esperamos casi una hora por un grupo de compañeros que habían salido tiempo después.
Queríamos subir hasta la segunda cumbre, pero el viento esta soplando muy fuerte y además estábamos bastante agotados. Al día siguiente decidimos subir a las 4:30 a.m. la segunda cumbre para poder ver el amanecer. La vista de la vía láctea desde aquel lugar es simplemente espectacular, llegamos a la segunda cumbre minutos antes del amanecer (aproximadamente 5:15 a.m.). Pudimos percatarnos que el viento era quizás el triple de lo que se sentía en la primer cumbre; y por segunda vez, pude observar un amanecer tan hermoso como el que vi años atrás.
El descenso fue bastante rápido, aproximadamente fueron tres horas las que nos tomó realizarlo. Nuevamente los niños nos volvieron a rebasar :( .
Algo que saben muy pocos de mis compañeros, es que tuve la oportunidad de platicar con uno de los niños cuando me encontraba realizando el descenso. Simplemente no podía creer que al realizar el ascenso no los habíamos vuelto a ver. "Son niños", no pueden tener más resistencia que nosotros, me dije en repetidas ocasiones; y ahora estaban apunto de rebasarnos.
Aproximadamente tenía 10 años, cargaba una mochila tan pesada como la mía. ¿A qué hora llegaste a la cima?, le pregunté. Yo llegué a las 3:30 p.m. por que me desmayé, mis compañeros tuvieron que regresar por mí. Ellos llegaron a las 3:00 p.m. Me imagino que haz subido varios volcanes anteriormente, le dije. No este es el primero que subo.

Fotos: