Hace un par de semanas atrás tuve la oportunidad de compartir una actividad de relax con unos compañeros, la tarde fue muy buena; excelente ambiente y la comida no digamos. Todo iba bien hasta que noté algo, de todos era el único que no iba acompañado. Desde hace mucho que no me había preocupado por este tema, pero por alguna razón me desanime.
Mi último intento de relación no había salido como esperaba, ciertas diferencias y prioridades impidieron que la misma floreciera. Así que decidí no intentar nada más y dejar pasar un poco de tiempo. Como bien dijo alguien, el tiempo nos ayuda a sanar las heridas.
Un día tuve la oportunidad de reunirme con otros compañeros de la U, uno de ellos nos comentó como había iniciado su relación con su chica actual; fue algo gracioso -inesperado- como él lo mencionó. Otro indicó que estaba a punto de iniciar una relación con una chica que había conocido en un grupo de amigos, estaba muy entusiasmado por que se convertiría en su primera novia. Y pues llegó mi turno "y vos que onda?, alguna chica por ahí ? " inexistente respondí.
Una noche, decidí poner en práctica un consejo de un compañero. "Y vos ya le pediste a Dios que te brinde la oportunidad de conocer a una compañera; con quien podás compartir algo más que una bonita amistad", no fueron esas sus palabras, pero el mensaje fue claro. Reconocí que por mis propias fuerzas las cosas no habían salido bien, así que puse en práctica su consejo.
Hacía un par de días luego de que recuperé mi número de teléfono anterior. Como expliqué en un post anterior, me robaron mi celular; y pues como era de esperarse, inicié con la tarea de recuperar a todos mis contactos. Así que mandé un correo a todos aquellos que recordaba, tenía anotado en mi agenda personal. Incluí una amiga, con quien no había vuelto a platicar.
Estaba en el proceso de carga de datos a mi cel, cuando recibí el correo de respuesta de ella. La invité a salir y pues tuvimos la oportunidad de platicar. Fue una noche larga, por así decirlo, nos pusimos al día. Es interesante ver las vueltas que da la vida.
Inicié una bonita amistad con ella, tiempo atrás. Ella generalmente una postura de una chica un poco alocada, -desde mi perspectiva la palabra traviesa sería la adecuada- bastante disciplinada, directa y trabajadora. Siempre mantuve una postura de no involucrarme con ella, sentimentalmente hablando, por que tenía novio. Así que me dí a la tarea de guardarme en silencio el sentimiento que creció poco a poco en mi corazón. No era la primera vez que hacía esto, así que terminé por alejarme. Ella era el prototipo ideal de persona, con quien me gustaría compartir mis aventuras, sentimientos y demás. Pero no era el momento.
Aquella noche platicamos y como resultado de la misma decidimos reunirnos nuevamente. Las llamadas comenzaron a aparecer, lo mismo que los correos. Y pues poco a poco, de mi lado el sentimiento volvió a resurgir. Por mi mente, yo no esperaba que las cosas sucedieran tan rápido, pero así fue.
Una noche me planteó una pregunta, mirá, ¿yo te gusto?, tres simples palabras; pero que llevan dentro de sí una gran explosión, jajajaja! al menos es así como lo veo. Decidí esquivar la pregunta, pero sabía que la curiosidad inicial no iba a desaparecer. Después de casi treinta minutos tuve el valor de responder Si y desde hace mucho.
Yo no tenía la menor idea de como había recibido el mensaje, me podía de entrada batear, alejarse o en último caso descubrir un poquitín más acerca de mis intenciones.
Estábamos sentados viendo un programa en la T.V cuando súbitamente se volteó y me sorprendió. Aún no me lo puedo creer, fue ella quien finalmente tomó la iniciativa, bueno este es uno de los atributos que más me gusta de ella; no se anda por las ramas, va directo al grano.
Y pues es así, como inicia este nuevo capítulo en mi vida. En lo personal la quiero mucho y como le dije en su oportunidad, tú excediste todas mis expectativas.
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