sábado, 12 de enero de 2008

El día que conocía a Anita

Me encontraba a las afueras de mi lugar de trabajo cuando de pronto se me acercó una muchacha a pedirme ayuda. Tenés 1 quetzal que me regales? me dijo. Eran casi las 7:30 p.m. mi camioneta no pasaba y en la parada únicamente estabamos ella y yo. Si no hay problema respondí. Me imagino que como no le puse ningún "pero" pensó que podía contarme su historia. El día de hoy salí de prisión, estuve 4 años y hoy es mi primer día afuera. Ando recaudando dinero para quedarme en un hotel, aunque sea por el día de hoy preferiría no quedarme en la calle. Me contó que perteneció a la mara salvatrucha y que en muchas ocasiones había pedido el llamado "impuesto de guerra" (cobro ilegal de los mareros). A mí las camionetas que siguen la ruta hacia San José Pinula me tenían miedo; les hacíamos bajados Q.150.00 diarios, me dijo. La gran parte del dinero la gastabamos en licor y drogas (crack), otro porcentaje para comprar nuestras cosas. Pero como es de saber, el dinero mal ganado no dura mucho. Un día la policía los vió en pleno acto y únicamente a ella la atraparon. Mi vida cambió en ese momento, lo más triste de todo fue que aquellos que se hacían llamar mis amigos nunca fueron a visitarme. Por eso ahora prefiero pedir a robar, por ejemplo ese celular que tenés en tu mano pienso que al menos me darían Q.10.00 por el. Durante toda la conversación había olvidado que tenía mi celular en la mano, ya que lo había utilizado para avisar que había salido tarde del trabajo. Por eso estoy juntando Q.35.00 que es lo que necesito para un cuarto en el centro, además quiero recaudar un poco más para poder comprar una bolsa de dulces mañana. Nos despedimos.
Reflexión:
A veces somos tan poco agradecidos con lo que tenemos. Hay muchos jóvenes que no aprecian las comodidades que poseen sin saber que hay muchas personas afuera que anhelarían tener tan solo un poco de estas. Doy gracias a Dios por tener un hogar y una familia que me aprecia.

No hay comentarios: